La población de Palas de Rei no tiene mucho que visitar, la iglesia de San Tirso del año 1955, aunque su portada es románica como elemento a destacar.
Por el contrario, el ambiente peregrino cada vez es mayor, y en sus calles, sobre todo en la temporada de verano los peregrinos pasean o descansan en alguna terraza.
Nuestro grupo se ha alojado nuevamente en una casa rural y además de una estupenda cena hemos podido disfrutar de una excelente queimada en un buen ambiente, así que nos encontramos dispuestos para afrontar la nueva etapa, la más larga del tramo que va de Sarria a Santiago.
Si las poblaciones que conforman los finales de etapa, son cada vez más feas, lo contrario ocurre con el paisaje. Cada vez nos adentramos más en el bosque y en unos paisajes dignos de admiración.
Puente Medieval de Furelos |
La primera parte de la etapa transcurre de Palas a Melide pasando por dos poblaciones a reseñar, Leboreiro con la iglesia de Santa María del siglo XIII y sobre todo Furelos que nos recibirá con su magnífico puente medieval y la iglesia de Xan Xoan.
Esta primera parte de etapa es prácticamente un paseo, eso si, interrumpido cuando tengamos que atravesar el polígono industrial de Melide, no muy largo pero que desde luego no embellece el camino.
En Melide, inevitablemente, pararemos a tomar un pulpo, ya que estamos en la población con mayor fama en su preparación del pulpo en todo el Camino Francés.
Este momento de descanso nos vendrá muy bien y también servirá para reponer fuerzas pues la etapa, como dije al principio es larga.
En la avenida principal encontramos la capilla de San Roque y el cruceiro, que cuenta con ser el más antiguo de Galicia y de gran fuerza expresiva.
Cruceiro de Melide |
El Camino sigue sin pasar por el centro histórico de Melide, pero nosotros nos desviamos para visitar la Plaza del Convento donde se encuentra la iglesia de San Pedro, el museo de la Tierra de Melide que se encuentra en el edificio que fue el antiguo hospital y la pequeña iglesia de San Antón.
Salimos de Melide por una pequeña aunque empinada calle y nuevamente volvemos al camino de tierra.
Cada vez el paisaje es más bello y el bosque empieza a tomar presencia, pero también los sube y baja constantes, pues esta parte de la etapa, se convertirá en un tobogán permanente.
Los kilómetros de la etapa se notan y hay que tomárselo con calma, mucho más nosotros que al no ir de albergue no tenemos especial prisa por llegar. De todas formas, después de los kilómetros que llevamos, nadie está dispuesto a correr mucho.
La llegada a Ribadiso de Baixo, nos indica que ya estamos finalizando la etapa. Aquí un albergue con un buen bar nos permitirá un pequeño descanso para poder finalizar cómodamente la etapa.
Ribadixo nos recibe con un puente bajo el cual y con acceso desde el albergue se encuentra una pequeña poza donde los peregrinos aprovechan a refrescar sus pies, eso sí, con cuidado, pues el fondo de la pozo está formado por piedra y guijarros que lo hacen incómodo para caminar.
Desde Ribadixo a Arzúa restan apenas tres kilómetros, eso sí, de pequeña subida y en gran parte ya por las calles de la población.
La entrada por la ciudad no es precisamente bonita, todo el encanto de la antigua población rural ha desaparecido y su avenida choca bastante con lo que ha sido el resto de la etapa.
Para nosotros la etapa ha terminado y ahora nos vamos a la Casa de Aldea, una preciosa granja-casa rural, donde esta noche pernoctaremos.
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