jueves, 23 de febrero de 2012

Etapa I - Sarria a Portomarín


Sarria, es el punto de partida para todos aquellos peregrinos que deseando obtener la Compostela, deben realizar los últimos 100 kilómetros del Camino de Santiago a pie.
Iglesia de Santa Mariña
La visita a esta dinámica población, siempre marcada por los numerosos peregrinos que cada día la pueblan, merece que empleemos algo de nuestro tiempo, pues tanto su casco histórico, como algunos de sus monumentos, nos hablarán mucho del Camino que nos espera en las próximas etapas.
El camino arrancará por una empinada escalinata que nos conducirá a la iglesia de Santa Mariña  y al final de la calle observaremos la iglesia de San Salvador.
La salida de Sarria nos llevará de forma inmediata al mirador, marcado con un cruceiro, desde donde tendremos una magnífica vista de la población y el paisaje que la circunda.
Pronto llegaremos al camino de tierra, cruzando el puente da Aspera y abandonando el pavimento asfaltado,

La ruta no representa dificultad y durante los primeros kilómetros el camino transcurre casi llano, como si quisiera facilitarnos el calentar nuestros músculos para los kilómetros que nos restan.
Pero no hay que engañarse, esto es el Camino de Santiago y en Galicia, casi nada es nunca recto. A los pocos kilómetros tendremos que afrontar la subida de una cuesta, que aunque corta, todo los peregrinos que empiezan el Camino en Sarria, recuerdan el resto del Camino. Más no hay que agobiarse, no son cuestas como las que hemos tenido que subir en las etapas que transcurren por los Ancares y una vez terminada la subida, un terreno llano nos permitirá recuperarnos de este primer esfuerzo.
Después de cuatro kilómetros llegamos a Barbadelo, donde su magnífica iglesia románica es digna de visitar, aunque haya que desviarse unos pocos metros del Camino.
La llegada a la población de A Brea, nos indica que estamos a punto de encontrarnos con el mojón que marca los últimos 100 kilómetros para llegar a Santiago.
La verdad es que el mojón se encuentra bastante deteriorado y las pintadas prácticamente ocultan ya la numeración, pero son pocos los peregrinos que se resisten a hacerse una fotografía junto a este símbolo del Camino.
Ya hemos realizado la mitad de la etapa y es un buen momento para tomar un pequeño descanso y, en la población de Morgade o Ferreiros encontraremos sitio para ello
Nos v amos a enfrentar ahora a dos pequeñas dificultades, la primera generada por nosotros mismos al visualizar Portomarín, el final de la etapa, cuando todavía restan bastantes kilómetros para llegar.
Puente sobre el Miño
La vista de la población hace que inevitablemente tengamos la sensación de estar muy próximos, lo cual no es verdad y estos últimos kilómetros pueden hacerse muy largos.
La segunda dificultad, esta geográfica,  viene dada por un fuerte descenso que hay que acometer desde Vilacha, para realizar los últimos kilómetros antes de llegar a Portomarin.
Como en todo descenso, lo que más sufren son las rodillas y deberemos tomar este tramo con paciencia, ya falta muy poco.
Cruzando el puente para salvar el río Miño, nos encontraremos en la pequeña y encantadora población de Portomarín, final de la etapa.

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