Empieza el otoño y el Camino se
viste con nuevos colores y retoma la paz que le es propia, al desaparecer la
alegre riada de peregrinos, que durante los meses de verano pueblan cada uno de
sus tramos.
Probablemente, sea el otoño la
mejor época para ir al Camino, cuando el tiempo parece que se para y un remanso
de tranquilidad nos acompaña en cada uno de los pasos que poco a poco, nos irán
acercando a nuestra meta.
La edad de los peregrinos durante
estos meses se incrementa, al
desaparecer en buena medida los más jóvenes que han retornado a sus estudios y
los peregrinos que ahora encontramos en el Camino impondrán una dinámica
distinta, más lejana a la fiesta permanente, para acercarse más a la
conversación tranquila, a la búsqueda más profunda, a la actitud más sosegada.
Uno de los miedos más habituales
en estas fechas, es la temida lluvia, pero la misma, habitual muchas veces en
Galicia y en otros tramos, se da en todas las épocas del año, no siendo el
otoño una época que nos deba preocupar especialmente.
Muchas son las semanas, durante
el otoño, en las que un tiempo esplendido, alejado del calor sofocante del
verano, que tan duras vuelve algunas etapas o del frío intenso del invierno,
nos acompañara, convirtiendo en maravillosos los tramos, rodeados por los
cálidos colores del otoño.
Al finalizar cada etapa, siempre
que tengamos un buen alojamiento, podremos gozar de la charla del grupo frente
a la chimenea, donde relajarnos después de la realización de la etapa, donde
intimar con nuestros nuevos compañeros y dejarnos invadir por el espíritu del
camino, que poco a poco se irá introduciendo en nuestro ser.
Por supuesto, si en el resto de
las estaciones, la elección a la hora de elegir empresa o agencia para hacer el
Camino es importante, en otoño aún más si cabe. Alojamientos cómodos y de
calidad contrastada, cenas y desayunos que nos permitan reponer fuerzas,
estancias cálidas donde poder mantener nuestras charlas al finalizar la etapa,
guías expertos que nos conduzcan y nos den la seguridad que requiere cada
cliente y todo el soporte que el Camino precisa.
Como siempre, revisar bien las
ofertas, saber el sitio exacto donde vamos a pernoctar cada noche y no, como
hacen algunos, poner fotos mezcladas de diversos alojamientos que no nos
permiten identificar previamente el mismo. Saber si contamos con guía caminando
con el grupo durante la realización de la etapa, poder contar con que alguien
va a estar junto a nosotros en todo momento y no en algún punto del camino sin
identificar. Saber que el vehículo de soporte, va a estar permanentemente en
paralelo al grupo, mientras realizamos la etapa, para poder recurrir a él, en
el mismo instante que lo precisemos y no tener que estar esperando a que él
mismo aparezca. Un guía que realmente sea licenciado y nos proporcione toda la
información de lo que se ve, se visita, de la historia y el arte del camino,
para que podamos apreciar en toda su intensidad el mismo y no sea un simple
paseo de varios días por el campo.
Cualquier persona, de cualquier
edad y en condiciones físicas normales, puede ir al Camino en otoño y gozar de
esta esplendida estación para sentir en toda su intensidad el mismo, pero cuidando
la elección que hacemos a la hora de contratar.
Bienvenidos todos al Camino en
otoño, que disfrutéis de esta experiencia maravillosa.
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