viernes, 28 de septiembre de 2012

El Camino en otoño



Empieza el otoño y el Camino se viste con nuevos colores y retoma la paz que le es propia, al desaparecer la alegre riada de peregrinos, que durante los meses de verano pueblan cada uno de sus tramos.
Probablemente, sea el otoño la mejor época para ir al Camino, cuando el tiempo parece que se para y un remanso de tranquilidad nos acompaña en cada uno de los pasos que poco a poco, nos irán acercando a nuestra meta.
La edad de los peregrinos durante estos meses se incrementa,  al desaparecer en buena medida los más jóvenes que han retornado a sus estudios y los peregrinos que ahora encontramos en el Camino impondrán una dinámica distinta, más lejana a la fiesta permanente, para acercarse más a la conversación tranquila, a la búsqueda más profunda, a la actitud más sosegada.
Uno de los miedos más habituales en estas fechas, es la temida lluvia, pero la misma, habitual muchas veces en Galicia y en otros tramos, se da en todas las épocas del año, no siendo el otoño una época que nos deba preocupar especialmente.
Muchas son las semanas, durante el otoño, en las que un tiempo esplendido, alejado del calor sofocante del verano, que tan duras vuelve algunas etapas o del frío intenso del invierno, nos acompañara, convirtiendo en maravillosos los tramos, rodeados por los cálidos colores del otoño.
Al finalizar cada etapa, siempre que tengamos un buen alojamiento, podremos gozar de la charla del grupo frente a la chimenea, donde relajarnos después de la realización de la etapa, donde intimar con nuestros nuevos compañeros y dejarnos invadir por el espíritu del camino, que poco a poco se irá introduciendo en nuestro ser.
Por supuesto, si en el resto de las estaciones, la elección a la hora de elegir empresa o agencia para hacer el Camino es importante, en otoño aún más si cabe. Alojamientos cómodos y de calidad contrastada, cenas y desayunos que nos permitan reponer fuerzas, estancias cálidas donde poder mantener nuestras charlas al finalizar la etapa, guías expertos que nos conduzcan y nos den la seguridad que requiere cada cliente y todo el soporte que el Camino precisa.
Como siempre, revisar bien las ofertas, saber el sitio exacto donde vamos a pernoctar cada noche y no, como hacen algunos, poner fotos mezcladas de diversos alojamientos que no nos permiten identificar previamente el mismo. Saber si contamos con guía caminando con el grupo durante la realización de la etapa, poder contar con que alguien va a estar junto a nosotros en todo momento y no en algún punto del camino sin identificar. Saber que el vehículo de soporte, va a estar permanentemente en paralelo al grupo, mientras realizamos la etapa, para poder recurrir a él, en el mismo instante que lo precisemos y no tener que estar esperando a que él mismo aparezca. Un guía que realmente sea licenciado y nos proporcione toda la información de lo que se ve, se visita, de la historia y el arte del camino, para que podamos apreciar en toda su intensidad el mismo y no sea un simple paseo de varios días por el campo.
Cualquier persona, de cualquier edad y en condiciones físicas normales, puede ir al Camino en otoño y gozar de esta esplendida estación para sentir en toda su intensidad el mismo, pero cuidando la elección que hacemos a la hora de contratar.
Bienvenidos todos al Camino en otoño, que disfrutéis de esta experiencia maravillosa.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Santiago merece un día más



La llegada a Santiago, tras los días de peregrinación, provocan en todo peregrino una fuerte carga emocional.
Tras pasar por la Puerta de Azabachería, con la entrada en la Plaza del Obradoiro, los sentimientos fluyen de forma incontenible y en muchos casos, las lágrimas brotan. Atrás han quedado los temores a no poder llegar, a no ser capaz y frente a la Catedral, los sentimientos se acumulan y las actividades también, desde los abrazos a los compañeros, ya amigos,  que han venido a nuestro lado durante estos intensos días,  las llamadas telefónicas a la familia, para transmitirles nuestro éxito y alegría, las fotografías que dejarán para siempre recuerdo de este hecho, sin duda inolvidable.
Pero no hay un momento que parar, pues las actividades que nos esperan,  son muchas y de obligado cumplimiento. Primero, recoger nuestra bien ganada Compostela, el abrazo al Santo, visitar la Catedral aunque sea en un recorrido breve….
Hay que optar inevitablemente entre la visita a esta hermosa ciudad o hacer las compras de los recuerdos y regalos. El tiempo se queda corto en una ciudad con tanta historia y tanto que ver.
La opción, un día más, que nos permita visitar de forma tranquila sus principales monumentos, El Convento de San Martin Pinario, San Fructuoso, la iglesia de San Francisco, gozar de un almuerzo en un claustro y pasear por sus ruas cuajadas de pazos así como por la alameda desde donde tendremos la mejor vista del conjunto de la Catedral.
Santiago, como cualquier ciudad histórica, no se termina nunca de visitar, pero un día más, sin prisas y sintiendo cada momento, nos la acercará más al corazón.

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