martes, 15 de enero de 2013

ESTADISTICAS DE LA PEREGRINACIÓN 2012



Según los datos facilitados por la Oficina de Acogida de Peregrinos, durante todo el año Año 2012 acudieron a la Oficina del Peregrino de Santiago de Compostela un total absoluto de 192.488 peregrinos lo que supone un incremento, a pesar de la crisis, del 4,97 % en relación al año 2011 durante el cual llegaron a Santiago en peregrinación 183.366 peregrinos.
En relación a la Edad de los peregrinos en el 2012, Con cifras muy similares porcentualmente a las reflejadas en el 2011
EDAD
NÚMERO DE PEREGRINOS
PORCENTAJE
30 – 60
109.310
56,79%
< 30
54.731
28,43%
> 60
28.447
14,78%

Por comunidades autónomas, la afluencia de peregrinos en sus principales números
2012
2011
AUTONOMIA
PEREGRINOS
PORCENTAJE
AUTONOMIA
PEREGRINOS
PORCENTAJE
Madrid
17.660
9,17%
Madrid
16.946
9,24%
Andalucía
14.592
7,58%
Andalucía
15.959
8,70%
Cataluña
12.763
6,63%
Cataluña
14.362
7,83%
C. Valenciana
10.674
5,55%
C. Valenciana
11.243
6,13%
Galicia
7.263
3,77%
Galicia
7.002
3,82%
Castilla León
6.917
3,59%
Castilla León
6.614
3,61%
Pais Vasco
4.865
2,53%
Pais Vasco
5.662
3,09%


El inicio de la peregrinación se mantiene en relación al 2011, siendo los principales puntos de incio los siguientes:

Sarria
40.734
21,16%
S. Jean Pied de Port
22.214
11,54%
León
10.406
5,41%
Cebreiro
10.315
5,36%
Roncesvalles
8.468
4,40%
Tui
8.436
4,38%
Ponferrada
7.765
4,03%

Es muy significativo, el incremento de algunos países en su presencia en el Camino, como el caso de Argentina, con un incremento del 13,22% en relación al año 2011
Para información más detallada Oficina de Atención al Peregrino www.peregrinossantiago.es

LA MESETA, LA GRAN PEREGRINA




San Martin de Frómista
A partir de Burgos todo cambia en el Camino. Son muchos los peregrinos, que por diversos medios de transporte saltan de Burgos a León para evitar la meseta. También son muchos los argumentos empleados, desde la falta de tiempo, a la monotoneidad de las etapas. En ambos casos, los argumentos pueden ser ciertos y comprensibles. Recorrer la meseta requiere días y efectivamente, cada etapa difiere poco de la anterior o la siguiente. Campos de monocultivo, eternos, inalcanzables. Pueblos pequeños, abandonados, solitarios.
Pero es sobre todo en la meseta, donde además de caminar hacia adelante, como en el resto de las etapas, es donde más se camina “hacia dentro”.
Es su propia fisonomía, su geografía monótona, sus campos en los que a lo largo de los kilómetros nada sobresale, nada destaca, lo que más nos lleva a nuestro interior.

Si en las etapas anteriores hemos pasado las etapas de “los dolores físicos” ahora nos enfrentamos a las etapas de “los dolores del alma”.
Son estas etapas las que más uno camina consigo mismo, donde el enemigo a vencer no es la dificultad del terreno o el esfuerzo al enfrentarse a una dura subida. Ahora el enemigo es uno mismo.
La soledad, sumada a la pérdida de fuerza que hemos ido dejando en las etapas anteriores, nos va a llevar al más terrible de los enfrentamientos, al único en el que engañarse no vale de nada, pues solo nos enfrentamos a nosotros mismos. Son los momentos de recordar, lo bueno y lo malo, de pensar, de organizar nuestro interior y de limpiar aquello que en nuestro interior no está bien.
Pero para limpiar primero hay que remover hasta que se expulsa, momentos de tristeza y de añoranza. Muchos son los que en estas etapas se preguntan ¿y yo que hago aquí?
Es la gran enseñanza del Camino, que nos marca el mismo paso que la vida. En estas etapas, el Camino nos va a enseñar que para llegar a la meta, para alcanzar la felicidad y la plenitud, hay que pasar por esos momentos de angustia, de soledad, de duda. Pero solo, el que sigue caminando, el que a pesar de la dificultad sigue dando pasos, con Sol o con lluvia, con frio o con calor, con buenos momentos o con malos, con alegrías o con penas, es el que llega a la felicidad, a la plenitud.
Son frecuentes los peregrinos que en estas etapas, de madrugada, sin luz ninguna, se lanzan al Camino para terminar la etapa lo antes posible y evitar la angustia del Sol del verano. Sobre todo aquellos que por conseguir una plaza, de las escasas plazas de albergue en algunas etapas,  avanzan raudos por el camino, pasando por el Camino, sin que el Camino pase por ellos, sin tiempo para nada.
No son muchos los alojamientos que vamos a encontrar en estos pueblos, sobre todo algún hostal o alojamiento rural, pero merecen la pena, sobre todo porque nos evitará la lucha por el alojamiento, las prisas y nos permitirá abandonarnos, dejarnos ir y como he anunciado al principio, caminar hacia dentro, hacia nuestro interior.
Gozar de una habitación, de un baño, después de estas etapas, puede ser una de las experiencias más gratificantes que nos harán valorar las pequeñas cosas con una importancia distinta de nuestra valoración habitual.
Por supuesto, estamos en el Camino y no dejaremos de encontrar maravillosas obras de arte en estas etapas, obras aisladas y gloriosas que hay que gozar con tiempo para deleitarnos en ellas. Visitar San Martin de Frómista y sus increíbles capiteles, joyas indudables del románico o la iglesia de Santa María del Camino en Carrión de los Condes por citar algún ejemplo.
Es en esta Tierra de Campos, en la que siempre tengo dos sensaciones diferentes y tan íntimamente unidas. La de su dureza cuando las realizo y la de su añoranza cuando las he terminado.
Tierra de Campos, tierra de peregrinos, siempre añorada en lo más íntimo de mi ser peregrino.